Embriagante

No hay nada mas rico que enviciarse con el amor, resulta tan satisfactorio ser un borracho por caricias

sábado, 15 de enero de 2011

Esto y el otro. Todo lo mismo. Lo mismo siempre.

Hubo un momento en que en verdad pensé que el sol me era indispensable. En estos días nublados donde su ausencia es quien me abriga y el frío llega hasta el corazón me doy cuenta que aun respiro, que sigo teniendo ganas. No importa que las ganas sean de dormir o de llorar, aun tengo ganas. Sigo viva y hay un nuevo año, los proyectos siguen, ahora solo falta quitarme estas ganas y conseguirme otras.

Pobre de ti que lees esto pero más cabrón esta escribirlo.

Pobre de mí porque yo misma me tengo compasión. (Ni sé que significa tener compasión)

¿Dónde están los diccionarios cuando de sentir se trata? ¿Sería más correcto preguntar dónde están los diccionarios cuando de definir esto se trata?

Es absurdo no saber qué es lo que sientes, ¿es dolor, soledad? A veces hasta pienso que es flojera.

Ay que flojera con esto.

Esto y el otro. Todo lo mismo. Lo mismo siempre.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Son de verdad los puntitos blancos que se miran en el cielo y parecen lucecitas?

Tengo contadas las veces que he mirado al cielo con ganas de volar y tomar con las manos una de las estrellas. A la Luna siempre la quiero bajar para que duerma conmigo por eso de mi miedo oculto a la obscuridad, pero esa es otra historia.

La primera vez que vi un cielo casi “increíblemente” estrellado, fue una vez que regresaba de Acapulco, era de noche y veníamos mi prima, mi tía y mi mejor amiga cantando las rolas de Margarita a todo lo que da. Yo, como casi siempre que escucho las dolidas de la diosa de la cumbia, suspire para recordar lo bonito que es estar enamorada y eche la cabeza hacia atrás; venia sentada en el asiento trasero del tsuru y pude mirar al cielo. Digo que casi increíblemente estrellado porque nunca había imaginado que cupieran tantas estrellas en el cielo, o sí lo imaginaba nunca creí verlo. Eran muchas estrellas y todas me sonreían, yo les sonreí como buen gesto de generosidad por salir a verme.

La segunda vez que quise volar fue un poco más romántico, habíamos ido a acampar a San Juan Teotihuacán mi novio en ese entonces y un par de amigos bien borrachotes. Nos habíamos querido sentir muy machos y cada quien había comprado una botella de lo que le gustara para bebérsela solo. Yo no llevaba ni un cuarto de ron cuando el alcohol y el amor me vencieron, recuerdo que “mi novio” y yo nos tiramos en el pasto para hacernos promesas de amor irrompibles e incumplibles, esto último yo no lo sabía entonces y ese día fui la mujer más feliz del mundo por mirar un cielo que nadie más estaba mirando. Un cielo mío con montones de estrellas brillando solo para mí.

La tercera vez fue este martes. Venia de Puebla con mi hermano y Vero, mi cuñadaamiga, cuando ella dijo: "¡Ay! Miren que bonito esta el cielo, hay muchas estrellas"; yo estaba sentada en el asiento trasero de la camioneta y no tenia forma de verlo, entonces me levante del asiento y de manera arriesgada me cruce por el frente de Vero y saque la cabeza, el aire frío y el cielo tan lleno de estrellas me hicieron sentir ganas de volar. Además de sus cerros y recuerdos, Puebla me ha dado un motivo más para amarlo.

Ahora sólo espero un día poder mirar más cielos estrellados y entonces extender los brazos para convertirme en luciérnaga y parecerme un poquito a las lucecitas que estén sobre mí.

martes, 23 de noviembre de 2010

Siempre me emociono bien fácil.

Un día intente escribir un cuento sobre un par de labios que iban por la vida rogando amor. No lo termine porque me pareció absurdo separar a tan bella parte del cuerpo, ahora me arrepiento; A esos labios hasta nombre les hubiera dado y un final feliz para que pudieran un día cerrarse en paz.

¿Los labios vienen en pares? Deberían, pero deberían venir en pares de cuatro. Para que el de arriba presione al de abajo y el de abajo le coquetee al de enfrente y… ya me hice bolas.

Hecha bolas estoy desde que nací y creo que por eso divago tanto.

Me gustaría divagar un rato sobre lo bello de unos labios que a menudo me sonreían pero ahora intento ser otra y ya no debo hablar de los muertos. No quiero que un día se enoje su alma y me venga a jalar las patas.

Qué bonito es eso de intentar escribir y no afligirse por las comas, los signos de puntuación y las reglas de gramática o lingüística o la chingada.

Qué bonito es tener un blog en donde poder escribir todas las pendejadas que se me ocurran aunque no tengan secuencia lógica y aun así terminar enamorada de mi entrada.

Qué bonito es ponerle un titulo bien real a esta entrada.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Yo y mis necesidades.

Siempre hablo de besos y de putos. Seguro es porque él que en pan piensa es porque hambre tiene.

Yo tengo hambre de besos y de putos cabrones.

martes, 2 de noviembre de 2010

De mi inspiración.

Morir hundida entre tus piernas, jodida de la adicción a tus besos. Jodida de ti.

Siempre me ha encantado Real de catorce y la poesía que en el dejo José Cruz.

Yo tenía un libro de poesía que compre en el Metropolitan, ese día José canto y recito como el Dios del blues que es. Otro día Alan fue a conocerlo al FARO quesqué pá que lo firmara el mismo José. Mi libro desapareció y Alan dice que luego lo busca.

En fin siempre he querido que las tristezas me dejen el ingenio de las palabras y escribir por ejemplo:

Hay días en que me desmorono
como la sombra de una viuda arruinada.
Vivo el peligro de morderme las encías,
de recordar que sólo soy un malherido.

Solo me salen cosas como:

Que cuando el viento se lleve a mi desmoronado corazón,

te entre en los ojos, te talles mucho y te quedes ciego.

Puto.

¿Qué puedo hacer yo si mis tristezas nomás me alcanzan para decirte puto?

Día de muertos.

Quiero mudarme de blog, como quiero mudarme de cuarto, de casa, de cuerpo, de corazón, de pensamientos, de recuerdos, de ti.


Sí, aun estando muerto te recuerdo, te vivo y eso seguramente no te deja descansar. Eres mi muerto favorito y eso que yo te mate. Te hice un funeral ficticio al que invite a todos tus recuerdos. Ese día saque el álbum de fotos, tus pijamas que me quedé, tus regalos; los acomode e hice una fiesta, una fiesta seria, donde además de llorar es indispensable cantar canciones de amor con mucho desprecio.

Hoy te recuerdo porque es día de muertos. Te he visto paseando por la calle, bonito tú, me dices adiós.

Qué hermoso que mi muerto me hable, aunque sea poquito, aunque sea de lejos, aunque sea nomás para decir adiós.


No sé si mudarme de blog, pero ya comencé a mudarme aunque sea de recamara. De ti; a los muertos solo se les llora a veces.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Sentir miedo al mismo tiempo en que le pides a tu madre no lo tenga, no es un acto de incongruencia, es un acto de urgencia.

¡Mamá me urge me protejas! ¿Si tienes miedo quien me va a cuidar?

Siempre te grito cuando tengo miedo, una vez mi pesadilla era tan real que desperté gritándote, termine llorando más porque nunca llegaste a decirme que solo había sido un puto sueño.

Sé que tú también necesitas ser salvada. Tus miedos has de tener aunque lo dudo porque en verdad pareces perfecta. Pero te he visto llorar y eso me da más miedo.

Mamá, vamos a escondernos juntas.